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martes, 29 de enero de 2019

VIAJAR CON VIH, PAÍSES CON RESTRICCCIONES DE ENTRADA.



  • Países sin restricciones Estos países no tienen leyes, políticas o prácticas conocidas que nieguen viajes o la migración basadas únicamente en el estado serológico




  • Países con barrera de entrada Estos países no permiten a las personas con el VIH/sida entrar en el país. Es posible que tengan "exenciones" en circunstancias especiales




  • Países con restricciones para estancias cortas Estos países tienen restricciones para estancias de menos de 90 días. Estas restricciones incluyen la revelación del estado serológico para estancias cortas o pedir pruebas obligatorias del VIH para estancias de corta duración




  • Países con restricciones para estancias largas Estos países tienen restricciones para estancias superiores a 90 días. Esto incluye restricciones confirmadas para las personas con VIH / SIDA que se alojen durante un período más largo de tiempo (es decir, permiso de residencia, el trabajo de los solicitantes de permisos, estudiantes, etc) La revelación del estado es obligatorio para solicitar permisos




  • Países con leyes / prácticas poco claras (necesaria más información) La información disponible es contradictoria, no es concluyente, ó se refiere únicamente a determinados grupos o regiones en el país (por ejemplo: pruebas obligatorias de VIH para el retorno de expatriados)




  • Países sin información No tenemos información sobre la situación en estos países. Agradeceríamos recibir comentarios de los usuarios




  • Países que deportan a personas con VIH Estos países deportan a pacientes que son VIH positivos.

























































  • Si quieres más información, visita el siguiente enlace:  The Global Database, in HIV specific travel & residence restrictions.

    Fuente: Viajar seguro.org

    domingo, 27 de enero de 2019

    EL AMOR CON VIH.

     

    La persona que vive con VIH tiende a aislarse y a evitar las relaciones sentimentales asumiendo que pasarán solas el resto de su vida o desechando la posibilidad de una relación con una persona de distinto estado serológico. La idea de transmitir el VIH a una pareja resulta tan aterradora que muchas personas deciden dejar su lado su vida sentimental y/o sexual.
    Afortunadamente, hoy disponemos de múltiples recursos para que el riesgo de transmisión sea prácticamente nulo: desde el clásico condón a la PrEP, la PEP o el mismotratamiento antirretroviral que hace una persona sea indetectable, por lo que el VIH no debería ser un obstáculo para mantener una relación con cualquier persona.
    Es habitual que a una persona con el virus le asalten dudas y miedos cuando inicia una relación sentimental. La pregunta es ¿cuándo y cómo revelar el estado serológico? ¿Cómo lo afrontará la otra persona? ¿Cuál será su reacción? Esta situación puede provocar auténticos estados de ansiedad y también es la causa por la que las personas con VIH evitan las relaciones sentimentales.
    “Desvelar el estado serológico es una decisión personal que sólo compete a la persona que vive con el VIH”.
    Desgraciadamente, no existen normas sobre cómo actuar, y hay tantas posibilidades como personas. Pero siempre teniendo en cuenta que: desvelar el estado serológico es una decisión personal que sólo compete a la persona seropositiva, y que el momento correcto para decirlo es cuando se siente que se está preparado para hacerlo.
    No siempre se acierta con la reacción de la otra persona. A veces piensas que te va a rechazar y no es así  y en ocasiones crees que se trata de una persona razonable y que será comprensivo con la situación y su respuesta resulta ser todo lo contrario.
    El sentimiento de culpa es clave en la mayoría de los casos. La persona con VIH se siente responsable de llevar una carga y de ocultar algo a la persona que quiere, y el momento de “soltar la noticia” puede ser aterrador.
    Desgraciadamente, las respuestas habituales pasan por un “eres un mentiroso”“me lo tenías que haber dicho antes”“no quiero saber nada de ti”.  Hay personas que necesitan un tiempo para reflexionar, probablemente porque es la primera vez que se ven esa situación y nunca se la habían planteado antes,  y también hay personas que comprenden la situación y que no le dan más importancia que la que realmente tiene.
    “Una persona con VIH lleva un estilo de vida completamente normalizado”.
    Cada vez son más las personas que comprenden que vivir con VIH no es una sentencia de muerte y que se puede llevar un estilo de vida totalmente normalizado, asi como disfrutar de una sexualidad plena. Si lo piensas bien, la idea de que una persona haya podido gestionar su problemática en una experiencia de aprendizaje vital para salir reforzado positivamente, puede ser seductor para muchas personas.
    De manera frecuente, las personas con VIH tienen parejas que no viven con el virus  Lo que se denomina parejas serodiscondantes. Las personas en relaciones serodiscordantes  se enfrentan a la misma problemática que otras parejas. Sin embargo, suele darse un pequeño conflicto de intereses: la persona seropositiva tiene miedo a transmitirlo a la  negativa  y la negativa se esfuerza en cuidar a la seropositiva. Esta situación tiende a normalizarse a medida que la pareja se acostumbra a la situación.
    Pensar en el sexo como via de transmisión del VIH más que en el potencial de expresión humana y de bienestar emocional es limitar nuestro desarrollo como personas. El sexo es muy importante en una relación íntima, pero pocas parejas se sustentan únicamente de ello a largo plazo. Además, las múltiples expresiones de la sexualidad junto con los métodos de prevención nos permiten encontrar muchos espacios comunes donde sentirnos cómodxs y segurxs.
    Al fin y al cabo, tener una relación sana con una persona con VIH no difiere tanto de tenerla con una persona seronegativa. Tratar de tener discusiones abiertas acerca de los deseos, miedos y limitaciones y ponerse de acuerdo con las maneras de expresarse sexualmente, afecta a todas las relaciones en general.
    Fuente: Indetectables.

    jueves, 24 de enero de 2019

    HISTORIAS DE VIHDA.


    En noviembre de 2014 la periodista Pilar Devesa propone un proyecto comunicativo en el Comité Ciudadano Antisida de la Comunidad Valenciana, con el propósito de generar contenido documental actualizado, integrador y positivo sobre las personas que conviven con el VIH.
    Basadas en uno de los géneros interpretativos más útiles en Ciencias Sociales para analizar los problemas latentes de la estructura social, las Historias de VIHda comienzan a publicarse en el blog del Comité Antisida tratando de retratar, desde la experiencia cotidiana, qué ha significado tener VIH en las últimas tres décadas y cómo ha evolucionado el perfil de la comunidad afectada residente en Valencia.
    En una primera etapa, el proyecto orienta su interés hacia los perfiles sociales con mayor dificultad para generar procesos de identificación con el discurso mediático: personas en situación o riesgo de exclusión social y, además, personas usuarias, voluntarias y profesionales, vinculadas al Comité Antisida.
    El proyecto Historias de VIHda alcanza con el paso de los meses nuevas líneas de representación y, en septiembre de 2015, una decena de profesionales del fotoperiodismo y las artes visuales se suman al proyecto para interpretar gráficamente parte de las historias. Un aditivo que maximiza el potencial expositivo y simboliza un reto aún mayor para los entrevistados y entrevistadas. Los profesionales de la forografía participantes en el proyecto son: Tania Castro, Germán Caballero, Susana Marco, Juan Catalán, García Poveda, Eva Máñez, David Núñez, Iván Sanchis, Ramón Espacio y Sandra Ullés. El diseño gráfico de la primera etapa del proyecto ha sido realizado por Noelia Vera.
    Después de organizar las I Jornadas Autonómicas de Visibilidad sobre VIH, se plantean nuevas metas para el proyecto, donde la producción audiovisual pasa a ser protagonista de entre los formatos de difusión.
    Actualmente, el proyecto Historias de VIHda sigue coordinado por la periodista creadora del proyecto, Pilar Devesa,  y cuenta con un equipo técnico audiovisual formado por Alberto Pascual, Marcos Bañó y Pepe Torres, que  realizaron el cortometraje documental Énfasis, una propuesta innovadora para reflexionar sobre los procesos de visibilidad de las personas con VIH. Del diseño gráfico ha participado Libertad Ballester y de la música original, Isabel Latorre. El proyecto Historias de VIHda busca que las personas con distintos grados de diversidad funcional puedan acceder a nuestros contenidos; de la accesibilidad audiovisual se ha encargado Susanna Ligero.



    Más info en: Historias de VIHDA.org






    miércoles, 23 de enero de 2019

    Documental: Cómo sobrevivir a una epidemia. (David France, 2012) (completo en español).

     Un grupo de activistas se impusieron una meta clara: tratamiento o protesta, reseñada en este documental que sigue los pasos de grupos activistas como ACT UP y TAG en la lucha por una respuesta ante el problema de salud pública.
     El documental presenta los acontecimientos que llevaron a un grupo de jóvenes, la mayoría seropositivos, a romper el silencio y convertirse en guerreros radicales para enfrentar al gobierno de EE.UU. y exigir que se le prestara atención y se solucionara el problema que se estaba desencadenando entre la comunidad gay de los años 80: el SIDA.
     Muchos de ellos, convencidos de que lo único que tenían que perder era su propia vida, comenzaron un movimiento conformado por dos coaliciones en ese país: ACT UP y TAG (Treatment Action Group), cuyo feroz activismo logró que hoy el SIDA no sea una sentencia de muerte sino una condición manejable.
      

    martes, 22 de enero de 2019

    Así es mi vida amorosa y sexual desde que descubrí que tengo el VIH


    Caricatura de Becky, la proyagonista de la historia.Derechos de autor de la imagenBBC THREE
    Image captionSegún Becky, es difícil encontrar historias de mujeres con VIH/SIDA que compartan su experiencia, por eso está contando la suya.

    Esta es la historia de Becky, una madre británica que contrajo el VIH poco antes de cumplir 30 años.
    Decidió contar su historia porque cuando supo que había contraído el virus no encontró muchos testimonios de mujeres que hablaran sobre los desafíos que representa para una misma, y para otros, aceptar y convivir con el virus.
    Esta nota está escrita en primera persona y es una adaptación del testimonio que recogió Natalie Ktena para BBC Three.

    Línea

    Estaba nerviosa. Me encontraba sentada con mi hija en las rodillas frente al profesional sanitario que pronunciaría las palabras que cambiarían mi vida para siempre: "Su prueba de VIH ha resultado positiva".
    ¿Cómo? Sentí frío por el shock. Mi cuerpo se entumeció completamente, mientras las lágrimas comenzaron a recorrer mis mejillas.
    Un millón de preguntas asaltaron mi cabeza. En aquel entonces tenía casi treinta años y me preguntaba si llegaría a vivir más allá de los cuarenta. ¿Sería capaz de tener más hijos? ¿Volvería a tener una relación alguna vez? Pero todo lo que pude decir fue una frase: "No, eso no es posible".
    Y empecé a recordar cómo había llegado a esa situación.

    Image captionBecky estaba cerca de los 30 cuando descubrió que tenía el VIH.

    Sexo sin protección

    Después de separarme del padre de mi hija, con quien tuve una relación de diez años, me inicié en las citas por internet. Fue ahí donde conocí al hombre que acabó pasándome el virus.
    Me volvió loca desde el primer momento. Y fue tan solo poco después de iniciar mi relación con él que contraje el VIH. Él portaba el virus en el momento en que lo conocí, pero no lo sabía en ese entonces. Fue algo que descubrimos juntos.
    La primera vez que tuvimos relaciones sexuales usamos protección. Y la siguiente, pero un día nos quedamos sin preservativos y lo hicimos igual, nos dejamos llevar por el momento. Después, la situación volvió a repetirse una y otra vez.
    Creo que cuando empezamos le había preguntado si se había hecho las pruebas, pero estaba tan emocionada de que hubiese alguien nuevo en mi vida que el tema de la salud no me importó en un momento en el que yo tenía la autoestima bastante baja. Quizás hubiese hecho las cosas de otra manera en otras circunstancias.

    Image captionLos preservativos son importantes no solo para prevenir la contracción del virus VIH, sino otras enfermedades de transmisión sexual.

    Decidí hacerme las pruebas porque llevaba un tiempo sintiéndome muy cansada. Había leído que la fatiga es uno de los síntomas del VIH, pero nunca pensé que esa podía ser una posibilidad real.
    Los dos nos hicimos la prueba al mismo tiempo, pero mis resultados llegaron antes. Mi pareja vino conmigo a la clínica así que yo misma se lo dije. Empezó a llorar y a pedir disculpas.
    Compartir una experiencia tan traumática nos unió más, nos aferramos el uno al otro en busca de apoyo. No estaba enojada en ese momento. Él no sabía que tenía el virus, entonces, ¿cómo podría estar enojada? Y es verdad, él no usó condón, pero tampoco le pedí que lo hiciera.
    Vivir con VIH
    En sus etapas iniciales, el virus tuvo un fuerte impacto en mi cuerpo. Mi intestino se deterioró gravemente y perdí algo más de 40 kilos en apenas cuatro meses. Me volví frágil y débil.
    Me recetaron medicamentos tan pronto como me diagnosticaron, y pronto mi carga viral se volvió indetectable, lo que significa que mi tratamiento redujo la presencia del virus en mi cuerpo a niveles extremadamente bajos.
    No es una cura definitiva en absoluto y si dejo de tomar mi medicación, la carga viral aumentará nuevamente.

    Image captionLa enfermedad le afectó en los primeros meses al estómago y perdió peso muy rápidamente pero ahora ya está recuperada.

    Pero si alguien ha estado tomando medicamentos eficaces contra el VIH y su carga viral es indetectable durante al menos seis meses, no puede transmitir el virus a través del sexo.
    Sigo necesitando condón para protegerme de otras enfermedades de transmisión sexual y me hago exámenes regulares de salud sexual para asegurarme de que estoy bien.
    Tener relaciones sexuales con el hombre que me había transmitido el VIH hacía que no tuviera que preocuparme sobre cómo serían mis relaciones futuras pero después de un tiempo nuestra relación se acabó, por razones que nada tenían que ver con el virus.

    El virus y las citas

    Pero volver a salir con otros hombres fue algo difícil.
    Hace poco conocí a un hombre en internet con el que podía imaginarme un futuro. Podíamos quedarnos despiertos toda la noche hablando y la química era excelente.
    Cuando pensé que podría convertirse en una relación, le dije cuál era mi estado de salud, pero no funcionó. Se asustó muchísimo, podía verse la sorpresa en su cara.
    Le expliqué que mi estado era indetectable y por tanto también intransmisible, pero él solo quería salir de mi casa. Estaba en shock.
    La experiencia me hizo sentir culpable por no haberle dicho nada antes, pero todavía me siento bien por habérselo contado, a pesar de que lo nuestro no funcionó.

    Image captionBecly asegura que ahora tiene más confianza en sí misma que antes de contraer el virus.

    Ahora sé que mi futuro compañero tendrá que ser alguien comprensivo. Esa ha sido una lección muy valiosa.
    Otros hombres que he conocido han sido mucho más comprensivos.
    De hecho, conocí a un chico en una aplicación de citas para gays. Él era bisexual y no portaba el virus del VIH. Conversamos a través de la aplicación y acabamos encontrándonos y acostándonos.
    Cuando le dije que cuál era mi condición se mostró súper comprensivo. Dijo que había estado con otras personas en su vida que tenían el virus así que sabía que yo no podía transmitirlo.
    Supongo que ahora sé que algunas personas sabrán entender mi enfermedad y otras no. Mientras me sienta feliz y cómoda en mi propia piel, podré lidiar con las reacciones de cualquiera.

    Image captionHoy en día existe medicación para prevenir la infección del VIH (como las píldoras Prep) y otras para evitar su contagio (Pep) cuando se ha estado en situaciones de riesgo.

    De hecho, puede sonar extraño, pero lidiar con el VIH incluso me ha dado un nuevo nivel de confianza y fortaleza en muchas áreas de mi vida. En mi juventud me sentía avergonzada de mi cuerpo, pero la enfermedad y lo mal que lo pasé al principio hizo que entendiera lo valioso y precioso que es.
    Ahora, cuando me voy a la cama con un chico, soy muy de "sin ropa y con las luces encendidas", algo absolutamente impensable en el pasado. Muchos hombres me han dicho incluso que tengo mucha más confianza en mí misma que otras mujeres con las que se acuestan.

    El estigma

    Aún así, hay mucho trabajo por hacer para luchar contra los estigmas relacionados con el VIH.
    Recientemente me he metido en conversaciones en internet donde hay gente que dice que dormir con alguien con VIH es como caminar por un campo de minas. Me enojó bastante. La gente es tan cerrada y prejuiciosa.
    Alguien me dijo una vez que lo más difícil de vivir con VIH es saber que tienes VIH. En mi caso eso fue cierto.
    Y sí, en cuanto a mis relaciones, me gustaría conocer a alguien y tener una familia, algo absolutamente posible si decido quedarme embarazada de nuevo.
    Y ahora que finalmente me siento cómoda con mi estado, sé que no hay nada que me impida tener el futuro que quiero.

    SAL DE DUDAS.

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