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lunes, 29 de abril de 2019

Retratos del VIH.

 Un par de entrevistas muy interesantes a personas con VIH y qué significa para ell@s.

Vivir con VIH hoy en día me supone poca cosa, porque se me ha olvidado que lo tengo. Sólo lo pienso si viene alguien a recordármelo. Me tomo una pastilla cada día a la misma hora, pero se ha vuelto algo mecánico”, explica Ander Pazos. Hace ya diez años que este vecino de Barcelona supo que era seropositivo y, aunque al principio tuvo pensamientos como “ya sé de qué me voy a morir”, ahora confiesa que le causan risa: “Tengo claro que me moriré de viejo pero no sé si eso estará asociado al VIH o no”.

Pazos es una de las 145.000 personas de España que viven con el Virus de Inmunodeficiencia Humana (VIH), según los últimos datos que el ministerio de Sanidad publicó en 2017. Otro informe de hace justo un mes ha revelado que durante los primeros seis meses del año pasado se detectaron 3.381 nuevos diagnósticos, el 54,3% de los cuales se dieron en hombres que tienen sexo con otros hombres. A la espera de una cifra actualizada, Sanidad remarcó también que el 47,8% de los nuevos casos fueron diagnósticos tardíos; justo lo que organizaciones y autoridades quieren evitar, ya que un diagnóstico temprano ayuda a romper la cadena de transmisión y facilita la prevención.
Eso fue lo que le sucedió a Jon Barousse, un actor mexicano que lleva 9 años viviendo en Barcelona: “Empecé a sentirme mal físicamente, empecé a tener sudores por la noche, después me enteré que la infección tenía ya entre 5 y 7 años y, claro, yo nunca me había hecho una prueba. Cuando me lo detectaron, tenía las defensas muy bajas”. Barousse cuenta que durante años lo “ocultó” a su familia por miedo. “Imagina mi situación: yo aquí soy inmigrante, algunas personas nos llaman ‘sudacas’, maricón y con VIH. Un triple estigma”, explica el joven mexicano.

"Yo me enteré en 1987. Estaba embarazada de tres meses. Me dijeron 'tienes sida, te vas a morir, tienes que abortar'. Y aborté. No quería pero tenía mucho miedo".

Para Pazos, que trabaja en la ONG Gais Positius, lidiar con los prejuicios de los demás también fue lo más difícil: “Sólo se responsabiliza al que tiene VIH y, en el sexo, la responsabilidad es compartida. Si yo me infecté es porque los dos hicimos algo, y al hablar de VIH no hay ni culpables ni inocentes”.

Las mujeres, el rostro invisible del VIH

Ahora, gracias a la efectiva medicación, una persona seropositiva con la carga viral indetectable no transmite el virus, tal y como han confirmado los estudios internacionales Partner-1 y Partner-2 realizado en parejas serodiscordantes. Sin embargo, este hito parecía algo impensable hace 30 años cuando a María Nadal y a Dominique Cubells les dieron la noticia de que eran VIH positivas.
“Yo me enteré en 1987. Por aquel entonces tenía 27 años. Estaba embarazada de tres meses, de mi segundo hijo, y fue duro porque una visita al médico me cambió la vida. Me dijeron ‘tienes sida, te vas a morir, tienes seis meses de vida, tienes que abortar’. Y tuve que abortar. Yo no quería, pero tenía mucho miedo”, recuerda Nadal que recibió el diagnóstico en una época en la que tener sida significaba una sentencia de muerte.
El mismo año en el que descubrió su estado serológico, se aprobó el uso de la AZT para personas con VIH, un fármaco con unos efectos secundarios corrosivos y a menudo mortales. Dominique Cubells llegó a tomar este fármaco: “Todos los ensayos clínicos se hacían con hombres y nos daban a misma medicación que a ellos, con lo cual, los efectos secundarios en nosotras eran el doble”, recala Nadal.

Supervivientes de una epidemia mundial

El mensaje que se dio en los medios de comunicación es que el sida era una enfermedad de putas, yonquis y maricones; y ese mensaje [a las mujeres] nos hizo mucho daño. Ya no es así, pero tampoco se ha desmentido”, incide Dominique, que rememora como los centros sanitarios marcaban con un círculo rojo los partes médicos de las personas con VIH.
Nadal apunta que cuando empezaron a conocerse casos de VIH en mujeres, en seguida saltó el discurso religioso a decir “que eso era un castigo de Dios para las mujeres malas”. “En plenos 80 si tenías VIH era o porque has sido puta”, matiza Nadal, “o toxicómana”, remata Cubells. La catalana relata una vez en la que fue a hacerse una prueba: “La enfermera que trabaja allí me dijo ‘estás divina, con lo guapa que eres, ¿te pinchabas?’. Me sentí tan vulnerable con medio cuerpo desnudo… Me hubiera gustado haberle dicho ‘¿a ti qué coño te importa?’”.

"Que no me digan que estamos igual que una persona que acaba de recibir el diagnóstico o que no tiene VIH. Vivimos con el virus desde hace 30 años, llevamos años medicándonos y trabajando como si nada. No es lo mismo. Somo unas supervivientes.


“Hay muchas mujeres que no hemos sido madres porque cuando te daban el diagnóstico te decían que no podías tener hijos. Había mujeres a las que se las vaciaba para que no fueran madres”, relata Cubells, que ahora tiene 53 años. Nadal recuerda con pena que tuvo que esconderse y dejar de ser visible durante unos años para evitar que su hija pequeña “no sufriera discriminación”.
Mirando el tiempo que ha pasado, Cubells tiene claro en qué punto se encuentran: “A mí que no me digan que estamos igual que una persona que acaba de recibir el diagnóstico o que no tiene VIH. Somos mujeres que hemos sido diagnosticadas hace tres décadas, hemos tomado medicación muchos años con efectos físicos y psicológicos, hemos seguido trabajando como si no pasara nada. ¿Cómo vamos a estar igual con toda esta carga? No es lo mismo. Somos unas supervivientes”.

Tuitear que tienes VIH

La forma en la que nos comunicamos actualmente también posibilita otras formas de ser visible. Francisco J. Jiménez tiene 26 años, reside actualmente en Móstoles (Madrid) y desde hace un año y medio es seropositivo. A través de una conversación telefónica, reconoce que al principio lo pasó mal “porque no tienes ni idea de nada y apenas hay información”.
Jiménez es muy activo en Twitter, donde comparte su historia con el VIH. ¿Por qué ha decidido hacerlo y exponerse, a veces, a troles y mensajes de odio? “Mi manera de superarlo ha sido visibilizarlo y explicarle a la gente todos esos miedos y preguntas que yo tenía cuando me lo diagnosticaron. Quiero poder ayudar y dar respuestas por si en un futuro le pasa a alguien que me lea”, responde este gaditano.

"La ciencia ha comprobado que no puedo transmitir el virus. Si alguien sigue pensando que es un castigo de Dios y no me acepta, entonces el problema lo tiene esa persona, no yo".

“Hay mucho estigma y miedo. Me molesta mucho la pregunta ‘¿tú cómo te contagiaste?’ porque es totalmente morbosa. Con ella no me vas a ayudar en nada. Simplemente demuestras que es un chisme para ti. La hacen de forma natural, sin ninguna maldad, como si fuera algo automático”, explica Jiménez, que cuenta cómo también ha sufrido serofobia dentro de su propia familia.

“Vivir con VIH no es un problema”

Para Barousse, frente al miedo y a los juicios de los demás, la única vía posible para continuar fue trabajar con uno mismo para aceptarse: “Antes de saber que tenía VIH, llegué a rechazar a personas que tenían VIH. Cuando te encuentras en esa situación, quitarte la idea que tenías de la mente es una lucha contigo”.
Sin embargo, algo que le ayudó a cambiar la visión que tenía del virus era saber que era indetectable. “Cuando supe que ya no podía transmitirlo todas mis paranoias se fueron. Si yo le doy a alguien argumentos científicos que han comprobado que yo no puedo transmitirlo, pero sigue pensando que Dios me ha castigado y no me acepta, entonces el problema lo tiene esa persona, no yo”, afirma.

"A alguien que acaba de conocer que es VIH positivo le diría que yo sigo aquí. Que se puede".

Ander Pazos subraya, en cambio, que espera que el discurso científico no nos haga olvidar la parte social y emocional que hay detrás del VIH. “Me preocupa que todo se centre en la medicación, porque ser seropositivo para muchas personas conlleva contratiempos psicológicos, como preguntarse si tendrán pareja, quién les querrá ahora, si se quedarán solos o si podrán tener hijos”, puntualiza el trabajador de Gais Positius.
“Para mí vivir con VIH no es ningún problema y ha sido un aprendizaje que doy por bueno”, remata Pazos. Sin embargo, Barousse matiza: “A mí el VIH me afecta a la hora de viajar porque hay países a los que no puedo entrar por ser seropositivo y a la hora de conseguir otros trabajos. Me siento anclado a esta ciudad donde todo funciona muy bien a nivel de sanidad, pero siento que no soy libre. Dependo totalmente de tomarme una pastilla durante todos los días del resto de mi vida”.
A alguien que ha sido diagnosticado de VIH recientemente le diría que yo sigo aquí. Lo que más paz me ha dado es ver a un igual, a alguien que me dijera ‘yo también lo tengo’. Se puede”, sonríe Cubells. María Nadal también lanza un mensaje esperanzador: “Que no tenga pánico. Hoy en día no te mueres por tener VIH. Que busque ayuda en asociaciones y que se informe porque la información te quita muchos miedos


 Fuente: Playground magazine.

viernes, 26 de abril de 2019

Argumentos y conclusiones del Comité de Bioética a favor de acordar la financiación pública de los tratamientos que previenen que una persona adquiera el VIH mediante una relación sexual de riesgo.

 Se refiere el organismo a la conocida como profilaxis pre-exposición (PrEP en sus siglas inglesas, PPrE en español), que consiste en tomar un antiviral de manera permanente, con lo que el individuo queda protegido si tiene un episodio de infección por el VIH. Al estar ya los fármacos en su sangre, se desharían del patógeno antes de que este llegara a asentase en los glóbulos blancos. 

Aquí puedes leerlo: http://assets.comitedebioetica.es/files/documentacion/es/Informe_PrEP.pdf

En el siguiente enlace puedes leer los resultados del Estudio PROUD, los cuales consagran el descubrimiento de este proceso de prevención (enlace en inglés):

https://www.thelancet.com/journals/lancet/article/PIIS0140-6736(15)00056-2/fulltext

Un estudio científico demuestra la necesidad de incluir la profilaxis preexposición entre las medidas preventivas del virus responsable del Sida también en España.

Tres cuartas partes de las transmisiones del VIH (el virus responsable del Sida) que se diagnosticaron a gais y mujeres transexuales en el madrileño Centro Sanitario Sandoval entre 2014 y 2016 se hubieran evitado a través de una pastilla que previene la infección (profilaxis preexposición, o PrEP, por sus siglas en inglés), si esta hubiese estado disponible de manera generalizada en España. Sandoval se considera un referente en el manejo del VIH y otras infecciones de transmisión sexual porque atiende desde hace un siglo a los afectados sin pedirles papeles, por lo que acumulan muchos casos de grupos especialmente vulnerables (en el caso del VIH, gais, transexuales, personas dedicadas a la prostitución y extranjeros sin cartilla sanitaria). El estudio ha sido elaborado por facultativos e investigadores del mismo centro, la Universidad Complutense, el Instituto de Salud Carlos III y el Hospital Clínico San Carlos, y publicado en laRevista Clínica Española. “Los resultados confirman la necesidad de impulsar programas preventivos combinados frente al VIH que integren todas las medidas posibles incluyendo la PrEP”, concluyen sus autores.
La PrEP es un método de prevención del VIH que consiste en tomar diariamente una pastilla que contiene dos antirretrovirales y que se utiliza también en el tratamiento de las personas que tienen el virus. Su altísima eficacia, con tasas de protección equiparables e incluso superiores a los preservativos, ha sido demostrada científicamente con creces en años recientes. Tanto es así, que la PrEP ha sido recomendada por la Organización Mundial de la Salud (OMS) y ha sido implementada por las autoridades sanitarias de muchos países, entre ellos, Estados Unidos, en 2012, y Francia, donde se dispensa de forma gratuita desde 2016. Mientras se calcula que unas 450.000 personas en el mundo se benefician ya de la PrEP, en España el Ministerio de Sanidad todavía no ha aprobado este protocolo, pese a las reiteradas peticiones del mundo científico y asociativo, aunque sí se ha indicado en algunos ensayos o a personas con un elevado riesgo de infección, como parejas fijas de personas con el VIH.El medicamento preventivo del VIH.

“Lo que queríamos saber es en qué medida la PrEP, de haberse implementado en nuestro país, nos hubiera ahorrado nuevos diagnósticos de VIH”, explica Oskar Ayerdi, médico de infecciosas en el centro Sandoval y autor principal del estudio. Los investigadores observaron que, de los 856 nuevos casos de infección por el VIH detectados entre el 1 de enero de 2014 y el 31 de diciembre de 2016 en esta clínica de referencia, 231 tenían documentada una serología negativa previa con fecha posterior al 1 de enero de 2014 (entre ellos, 224 hombres que tienen sexo con hombres y cuatro mujeres transexuales).
De ellos, se analizaron aquellos casos que hubieran sido candidatos para la PrEP según la guía elaborada por el Grupo de Estudio sobre el Sida (Gesida) en 2016. Más allá de no tener VIH antes de empezar a tomarla, los aspirantes tienen que pertenecer a un grupo en el que existe una alta incidencia del virus, haber tenido relaciones sexuales no protegidas con más de dos personas en los últimos seis meses y, en el mismo período, cumplir con al menos uno de estos criterios: haber sido diagnosticados de una o más infecciones de transmisión sexual (como sífilis, gonorrea, clamidiasis o hepatitis), haber recibido un tratamiento postexposición (es decir, haber tomado antirretrovirales durante un mes, después de haber corrido un riesgo probable de contagio), o haber utilizado drogas durante las relaciones sexuales.
Tras haber aplicado este filtro, los autores vieron que, de los 231 casos de los que se podía documentar con certeza la seroconversión (pasar de no tener VIH, lo que se llama seronegativo, a tenerlo, que se califica como seropositivo) en el trienio del estudio, 195 habrían sido posibles candidatos para tomar la PrEP. “Teniendo en cuenta la eficacia preventiva descrita en estudios europeos [un 86%], se estimó que se hubieran podido evitar 168 seroconversiones al VIH, lo que supone el 73,7% de las infecciones diagnosticadas” entre los 228 gais y mujeres transexuales, concluyen. Una valoración que Jorge del Romero, director del Centro Sandoval y coautor del artículo, califica de “muy prudente”, ya que los estudios europeos citados incluyeron también aquellos casos en los que el paciente no tomó la pastilla correctamente, disminuyendo así la eficacia de la PrEP. En la vida real, desde que se empezó a utilizarla oficialmente en EE UU hace siete años, se han registrado solo siete fracasos en el mundo en personas con una adherencia óptima. La efectividad sería entonces de, al menos, el 95%.
En palabras de Del Romero, los datos publicados en la Revista Clínica Española “son extrapolables a cualquier población con características epidemiológicas similares” a la analizada y reflejan “una oportunidad perdida” en la prevención del VIH en España, donde solo en 2017 se infectaron con el virus 3.381 personas, según datos provisionales del Ministerio de Sanidad que serán corregidos al alza. La transmisión en hombres que mantienen relaciones sexuales con hombres fue la más frecuente (54,3%), seguida de la heterosexual (28,2%), y la que se produce en personas que se inyectan drogas (3,1%).
“El no contar todavía con una herramienta preventiva adicional, recomendada por todas las sociedades científicas y agencias de salud de los países en los que ya se ha adoptado, tiene una connotación ética”, asegura Del Romero. Eso quiere decir que solo ese año se podrían haber evitado, siempre según el planteamiento más precavido, más de 1.350 transmisiones del VIH entre gais y mujeres transexuales, y unas 1.500, si se tomara en cuenta la efectividad en la vida real.
El pasado 1 de abril, la Comisión de Salud Pública, un organismo del Ministerio de Sanidad que integran las comunidades autónomas, acordó emprender la negociación para fijar el precio del medicamento producido por la farmacéutica Gilead con la nueva indicación de PrEP, un paso previo para que la profilaxis pueda ser dispensada, y que llevaba parado desde 2016, según dio a conocer Luis Miguel García, investigador en el Carlos III, durante el noveno Congreso Nacional sobre el Sida, celebrado en Alicante a principios de este mes.
Hasta ahora, Sanidad había defendido que la luz verde a la PrEP en España está supeditada a un estudio de factibilidad que el mismo ministerio empezó en noviembre de 2017 y que debería finalizar en septiembre. De momento, los resultados parciales, que se refieren a las primeras 24 semanas, muestran que ninguno de los 400 participantes –repartidos entre Barcelona, San Sebastián y Valencia– se infectó con el VIH. Los autores de una comunicación oral sobre este estudio en el congreso ya mencionado detectaron una notable disminución del uso del preservativo entre los participantes, pero no consideraron estadísticamente significativos los ligeros cambios en las tasas de otras infecciones de transmisión sexual (se registró un aumento de sífilis y gonorrea, así como un descenso de la clamidiasis).
No obstante, al margen del simposio, la titular de Sanidad, María Luisa Carcedo, declaró que su departamento sigue trabajando para “identificar bien qué indicaciones puede tener” la PrEP y subrayó que esta “no previene otras enfermedades de transmisión sexual”. Por ello, reclamó que la ciudadanía “no se puede confiar” e incidió en que esta herramienta “no es una vacuna, sino una prevención puntual y no para todos los casos”, y que se corre el riesgo de relajar “otras medidas que sí son eficaces para otras enfermedades”, en una clara alusión al preservativo.
“El hecho de que se pueda relajar el cuidado de la salud sexual por dar la PrEP no me parece un argumento válido como para retrasar su implementación”, sostiene Carlos Iniesta, otro investigador del Carlos III. “Es verdad que habrá que trabajar la salud sexual de manera más global, incluyendo el diagnóstico precoz y el tratamiento temprano, admite Iniesta. “Pero, mientras no estemos dando la PrEP, lo que estamos haciendo es no evitar muchas nuevas infecciones por el VIH, cuya gravedad no es comparable con las otras”, concluye.
Fuente: El País.

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